El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros«. Este artículo fundamental establece el principio de igualdad y libertad inherentes a todos los individuos, sin distinción de ningún tipo. Subraya que cada persona, por el simple hecho de ser humana, posee una dignidad intrínseca que debe ser respetada. La referencia a la razón y a la conciencia implica que toda persona tiene la capacidad de distinguir el bien del mal y de actuar en consecuencia, fomentando la empatía y la solidaridad entre los seres humanos.
Este artículo no sólo establece un ideal ético, sino que también sirve de base para los derechos y libertades detallados en el resto de la Declaración. Al afirmar la igualdad y la libertad, rechaza cualquier forma de discriminación o subordinación. La exhortación a comportarse fraternalmente subraya la necesidad de unas relaciones sociales justas y solidarias, esenciales para la coexistencia pacífica y la cooperación mundial. En resumen, el primer artículo resume los principios universales de dignidad, igualdad y fraternidad, fundamentales para el respeto y la protección de los derechos humanos en todo el mundo.
La placa con el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se encuentra en la pared exterior del Colegio Público Dolores Medio de Oviedo.
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Placa del artículo 1