Cada año, alrededor de 12 millones de personas acuden a él entre el 6 y el 12 de diciembre para conmemorar las apariciones de la Virgen en el cerro del Tepeyac.
Para llegar al Santuario, existe un camino propio, que es también una de las rutas más emblemáticas de la devoción religiosa y la historia cultural de México: la Calzada de Guadalupe. Este trayecto de casi 5 km es un símbolo de la tradición católica del país, y al mismo tiempo es una vía histórica que enlaza tradiciones prehispánicas con la espiritualidad moderna.
La Calzada de Guadalupe: Un camino vivo
En la actualidad, la Calzada de Guadalupe es un corredor vibrante que se extiende desde la Glorieta de Peralvillo hasta la Plaza de las Américas, justo frente a la Basílica de Guadalupe. Con un diseño pensado para acomodar tanto el tránsito vehicular como el flujo peatonal, la calzada cuenta con un amplio camellón central adornado con jardineras, bancas y un pasillo de casi cinco metros de ancho que facilita el recorrido de los peregrinos.
Cada año, especialmente el 12 de diciembre, millones de fieles atraviesan esta ruta para rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, más allá de su función como arteria religiosa, la Calzada de Guadalupe ofrece un viaje cultural y arquitectónico único, marcado por puntos de interés que invitan al visitante a detenerse y descubrir su historia.
Historia y conexión con la Calzada de los Misterios
La Calzada de Guadalupe tiene sus raíces en el siglo XVIII, cuando fue construida entre 1786 y 1791 como una alternativa a la deteriorada Calzada de los Misterios, una vía preexistente que se remonta a la época mexica. Esta última conectaba Tenochtitlán (la actual Ciudad de México) con el pueblo de Tepeyacac, lugar de veneración a la diosa Tonantzin, considerada la madre de los dioses en la mitología mexica.
Con la llegada de los españoles y la consolidación del cristianismo en México, el Tepeyac adquirió un nuevo significado religioso tras las apariciones de la Virgen de Guadalupe en 1531. En este contexto, la Calzada de los Misterios fue reinterpretada como un camino cristiano. En el siglo XVII, se erigieron 15 monumentos barrocos conocidos como «Los Misterios», que representan los episodios del Santo Rosario.
Aunque la Calzada de Guadalupe fue construida posteriormente como una vía más funcional y moderna, la Calzada de los Misterios conserva su valor histórico y espiritual. Hoy en día, ambas calzadas conforman un corredor único que une tradiciones prehispánicas y cristianas, mostrando el sincretismo cultural que define a México.
La Calzada de los Misterios: Patrimonio de fe y arte
Este antiguo trayecto inicia en la glorieta de Peralvillo y se extiende hasta la Basílica de Guadalupe. Los monumentos de los Misterios, distribuidos a lo largo de la avenida, son un testimonio de la devoción barroca y ofrecen al peregrino una experiencia introspectiva. Cada estructura está compuesta por un basamento, un cuerpo central con nichos que originalmente contenían esculturas de santos, y una parte superior dedicada a la Virgen.
Más allá de su significado religioso, la Calzada de los Misterios también es un recordatorio de las rutas ceremoniales prehispánicas y de cómo estas se transformaron con el tiempo para adaptarse a la fe cristiana.
Lugares de interés
El recorrido por estas calzadas constituye una oportunidad para explorar algunos de los puntos más interesantes de la ciudad.
La Glorieta de Peralvillo es el punto de inicio de ambas calzadas, donde convergen importantes avenidas como el Paseo de la Reforma. Cerca de aquí se encuentra el Museo del Pueblo Indígena, un espacio ideal para conocer más sobre la cosmovisión prehispánica.
Si decides tomar la Calzada de los Misterios, podrás recorrer los quince Monumentos. Estos invitan al peregrino a reflexionar sobre los misterios del Rosario mientras disfrutan de la belleza del arte barroco mexicano.
Por el contrario, si decides tomar la Calzada de Guadalupe, tus pasos te llevarán al Instituto Mier y Pesado. Ubicado cerca de la Calzada de Guadalupe, este edificio de estilo Art Decó es una joya arquitectónica que destaca por su diseño monumental, aunque no está abierto al público.
En las cercanías de la Basílica, podrás disfrutar del Mercado de Artesanías «La Villita», ideal para adquirir recuerdos, artículos religiosos y piezas de arte popular mexicano.
Finalmente tus pasos te llevarán a la Basílica de Guadalupe, santuario ícono de la fe guadalupana, pero también una obra maestra de la arquitectura moderna y tradicional.
Un viaje cultural y espiritual
Recorrer la Calzada de Guadalupe y su antecesora, la Calzada de los Misterios, es adentrarse en una historia que une los tiempos antiguos con el presente. Desde las ceremonias dedicadas a Tonantzin hasta la llegada de millones de peregrinos a la Basílica, estos caminos son un recordatorio del papel central que la espiritualidad juega en la identidad mexicana.
Tanto si vas a Guadalupe por fe, por curiosidad histórica o por amor a la cultura, recorrer a pie este trayecto te ofrece una experiencia única de la vibrante tradición y cultura mexicanas.