Las rutas de peregrinación no solo recorren geografías, sino que también atraviesan el tiempo. Entre los primeros cristianos que emprendieron un viaje de fe se encuentra el apóstol Pablo, quien, junto a Bernabé y Juan Marcos, realizó su primer viaje misionero alrededor del año 47 d.C. Esta travesía lo llevó desde Antioquía de Siria hasta diversas regiones del Mediterráneo oriental, estableciendo comunidades cristianas en ciudades que aún hoy pueden visitarse.
En la actualidad, es posible seguir sus pasos en Turquía, aunque difícilmente a pie, ya que la ruta no está señalizada como un camino de peregrinación. En su lugar, el recorrido debe hacerse utilizando medios de transporte adecuados, combinando la exploración arqueológica con el descubrimiento espiritual.
Antioquía de Siria: El inicio de la Misión
La ciudad de Antioquía de Siria (actual Antakya, Turquía) fue el punto de partida del viaje misionero de Pablo. En esta ciudad, un próspero centro comercial y cultural del Imperio Romano, los seguidores de Jesús fueron llamados «cristianos» por primera vez. Según el relato de los Hechos (13, 1-3), la comunidad cristiana, guiada por el Espíritu Santo, envió a Pablo y Bernabé a llevar el evangelio más allá de Judea.
Hoy, los visitantes pueden recorrer Antakya y explorar la Iglesia de San Pedro, una cueva en la ladera del monte Staurin, que según la tradición fue utilizada por los primeros cristianos como lugar de reunión. El Museo Arqueológico de Hatay, con su impresionante colección de mosaicos romanos, ayuda a contextualizar la riqueza cultural de la ciudad en la época de Pablo.
Seleucia Pieria: La puerta al Mediterráneo
Desde Antioquía, Pablo y sus compañeros viajaron al puerto de Seleucia Pieria, donde embarcaron hacia Chipre. Aunque hoy la ciudad yace en ruinas, sus antiguas estructuras portuarias permiten imaginar el bullicio del comercio marítimo que caracterizaba este enclave.
Las ruinas de Seleucia incluyen los restos de un sistema de drenaje romano, construido para proteger la ciudad de inundaciones, y los vestigios de templos y calles empedradas por las que posiblemente caminaron Pablo y Bernabé antes de zarpar.
Chipre: Salamina y Pafos
La primera parada del viaje misionero fue Salamina, en la costa oriental de Chipre. En esta ciudad con una notable población judía, Pablo y Bernabé comenzaron su predicación en las sinagogas (Hechos 13, 5). En la actualidad, los visitantes pueden recorrer las ruinas del ágora, el gimnasio y los baños romanos, que evocan la vida cotidiana en la ciudad donde Pablo inició su misión evangelizadora.
Desde Salamina, cruzaron la isla hasta llegar a Pafos, donde Pablo tuvo un encuentro con el procónsul Sergio Paulo y el mago Elimas. Según el relato bíblico (Hechos 13, 6-12), Pablo reprendió a Elimas, quien quedó temporalmente ciego, y como resultado, Sergio Paulo se convirtió al cristianismo.
Los viajeros de hoy pueden visitar el Parque Arqueológico de Kato Pafos, donde mosaicos de exquisita factura muestran escenas mitológicas, reflejando la cultura pagana que dominaba la región en tiempos de Pablo. La Columna de San Pablo, donde según la tradición el apóstol fue azotado antes de continuar su viaje, sigue en pie como un testimonio de la resistencia del mensaje cristiano.
Perge: Primera escala en Asia Menor
Tras abandonar Chipre, Pablo y Bernabé desembarcaron en Perge, en la región de Panfilia (actual Turquía). Aunque los Hechos no detallan su actividad en esta ciudad, se sabe que Juan Marcos los abandonó aquí y regresó a Jerusalén.
Perge era una ciudad de gran relevancia en la época romana, y hoy sus ruinas permiten imaginar su esplendor. Los visitantes pueden explorar su teatro, estadio y ágora, además de las puertas helenísticas que marcaban la entrada a la ciudad.
Antioquía de Pisidia: Predicación y rechazo
Desde Perge, Pablo y Bernabé viajaron tierra adentro hasta Antioquía de Pisidia, donde Pablo pronunció un sermón crucial en la sinagoga local. Su mensaje atrajo a muchos gentiles, pero también provocó el rechazo de algunos sectores de la comunidad judía, lo que llevó a su expulsión de la ciudad (Hechos 13, 14-52).
Las ruinas de Antioquía de Pisidia incluyen una basílica dedicada a San Pablo, un teatro romano y restos de templos paganos, lo que da cuenta de la diversidad religiosa del lugar. La visita a este sitio arqueológico ofrece una oportunidad única para imaginar la vida de los primeros cristianos en un entorno dominado por el Imperio Romano.
Iconio, Listra y Derbe: Entre la conversión y la persecución
Después de Antioquía de Pisidia, los misioneros llegaron a Iconio (actual Konya), donde continuaron predicando pese a la creciente oposición.
En Listra, Pablo realizó un milagro notable: curó a un hombre cojo de nacimiento, lo que llevó a la población local a creer que él y Bernabé eran dioses (Hechos 14, 8-18). Sin embargo, poco después, un grupo de opositores apedreó a Pablo y lo dieron por muerto. A pesar de esto, sobrevivió y continuó su misión.
La región de Listra y Derbe, aunque de localización incierta, está identificada con sitios arqueológicos en la actual Turquía. Visitarlos permite conectar con los desafíos que enfrentaron los primeros cristianos en su esfuerzo por difundir su mensaje.
Atalia y el Regreso a Antioquía
Después de establecer comunidades cristianas en estas ciudades, Pablo y Bernabé regresaron sobre sus pasos, fortaleciendo la fe de los nuevos conversos. Finalmente, embarcaron en Atalia (actual Antalya) y regresaron a Antioquía de Siria, completando así su primer viaje misionero.
Antalya, hoy un destino turístico vibrante, conserva su casco antiguo, donde se pueden ver restos de murallas romanas y calles empedradas que evocan su pasado como puerto clave del Mediterráneo.
Un viaje que trasciende el tiempo
Seguir la ruta de Pablo no es solo un recorrido arqueológico; es una experiencia espiritual.
- En Antioquía, se siente la emoción del punto de partida.
- En Chipre, se camina entre las piedras que escucharon sus primeras predicaciones.
- En Perge y Antioquía de Pisidia, se revive la expansión del cristianismo en un mundo dominado por Roma.
- En Iconio, Listra y Derbe, se comprende la valentía de un hombre dispuesto a sufrir por su fe.
- En Atalia, se contempla la culminación de un viaje que cambió la historia.
Más de dos mil años después, estas ciudades siguen en pie, testigos de una historia que sigue inspirando a quienes buscan caminar en los pasos de Pablo.