La mayoría de la gente no sabe que San Andrés, uno de los Doce Apóstoles, ocupa un lugar importante en la historia de Escocia, no sólo como figura religiosa, sino también como símbolo de la identidad nacional. Al igual que Santiago en España, la asociación de Andrés con Escocia se remonta más de mil años atrás, y sus reliquias desempeñan un papel central en el patrimonio espiritual y cultural del país.
Hoy, las reliquias de San Andrés se conservan en el Santuario Nacional del mismo nombre, en la catedral católica de Santa María, en Edimburgo. Pero, ¿cómo llegaron a Escocia las reliquias de este humilde pescador de Oriente Próximo de la Antigüedad tardía?
Vida y muerte de san Andrés
Según los Evangelios, Andrés, hermano de Simón Pedro, fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús de Nazaret mientras caminaba junto al mar de Galilea. Su historia, relatada en los Evangelios, comienza cuando se encuentra con Jesús a través de Juan el Bautista y más tarde lleva a su hermano Simón al encuentro del Mesías.
Al ser uno de sus seguidores más cercanos, Andrés desempeñó un papel fundamental en momentos clave del ministerio de Jesús, como la Última Cena, el Huerto de Getsemaní y la Resurrección.
Después de Pentecostés, Andrés viajó para difundir el cristianismo, llegando hasta Grecia y Asia Menor, pero nunca hasta Escocia. Fue martirizado en Patras (Grecia) alrededor del año 60 d. C. y crucificado en una cruz en forma de X, como la de la bandera escocesa, la Saltire. Se le conmemora el 30 de noviembre, día de su martirio.
El viaje de las reliquias de San Andrés
Tras su muerte, los restos de Andrés fueron enterrados en Patras hasta que el emperador Constantino los trasladó a Constantinopla en el año 357 d.C.. Muy pronto, las reliquias de Andrés pasaron a ser veneradas en todo el mundo cristiano y, a principios de la Edad Media, su devoción estaba muy extendida.
En 1204, durante la Cuarta Cruzada, muchas reliquias fueron trasladadas de Constantinopla a Europa Occidental. Para proteger los restos de San Andrés, un cardenal trasladó algunas de ellas a Amalfi (Italia), donde permanecen hoy.
Ahora bien, se cree que la leyenda de la conexión de San Andrés con Escocia se originó en el siglo VIII. Se dice que algunas de sus reliquias fueron llevadas a Escocia por el obispo Acca de Hexham, que buscó asilo con el rey picto Oengus en Fife. Estas reliquias se guardaron en Kilrymont, más tarde rebautizada St. Andrews, que se convirtió en un importante lugar de peregrinación.
Renacimiento del Santuario Nacional
Las reliquias siguieron atrayendo peregrinos al lugar, hasta que el santuario que las albergaba fue destruido durante la Reforma escocesa en 1559. Lo que pudo ocurrir con esas reliquias sigue siendo objeto de muchas discusiones. Una cosa, sin embargo, es cierta: tras la restauración de la jerarquía católica en 1878, St. Andrews fue reafirmada como sede metropolitana de Escocia.
Dos importantes reliquias de San Andrés fueron donadas al país: una de Amalfi en 1879 y otra del Papa Pablo VI en 1969. Estas reliquias se encuentran ahora en el Santuario Nacional de San Andrés en Edimburgo, donde siguen siendo el símbolo de la perdurable herencia espiritual de Escocia.