Durante el Año Jubilar, Roma volverá a ser el centro del mundo occidental. Más allá de sus rutas y monumentos emblemáticos, la ciudad ofrece maravillas inesperadas a quienes se aventuran lejos de las aglomeraciones turísticas.
Una de estas muchas sorpresas es el legado de San Francisco de Asís en Roma. En las callejuelas que serpentean entre el Tíber y la colina Capitolina, donde el olor a pan recién horneado aún se mezcla con el incienso de las iglesias, existe una Roma franciscana. El itinerario que en su día siguió el famoso Poverello revela una cara inédita de la Ciudad Eterna.
El viaje comienza en Trastevere, en el corazón de la Roma franciscana: la iglesia de San Francesco a Ripa. Aquí, en una pequeña celda hoy convertida en capilla, Francisco encontró refugio durante su estancia en Roma como huésped de la noble Jacopa de’ Settesoli. Aquí se conserva incluso la piedra que utilizó como almohada, verdadero testimonio de la vida austera de Francisco.
La iglesia, escondida en el corazón del barrio más popular de Roma, alberga también una obra maestra de Bernini: la estatua de la beata Ludovica Albertoni, una obra que merece la pena visitar en sí misma. En este claustro aún perdura la atmósfera de paz que debió de atraer a Francisco.
Subiendo la monumental escalinata (hay un ascensor lateral para quien lo necesite), llegamos a Santa Maria in Aracoeli. La basílica, que domina el corazón político de la antigua Roma, está vinculada a una de las tradiciones franciscanas más evocadoras. Aquí, según la tradición, Francisco tuvo una visión de un altar rodeado de ángeles. Hoy, mientras los turistas acuden en masa a la plaza del Campidoglio, la iglesia ofrece un oasis en el que admirar los frescos que narran la vida de Francisco.
El itinerario continúa hasta San Juan de Letrán. Según la tradición, fue aquí donde el Papa Inocencio III tuvo un sueño en el que veía a Francisco sosteniendo una iglesia que se derrumbaba, un sueño que consideró premonitorio y que le convenció para aprobar la regla franciscana. La Basílica, primera iglesia y catedral papal de Roma, conserva el recuerdo de este acontecimiento decisivo en su decoración medieval.
Pero la Roma franciscana no son sólo lugares famosos. Escondidos entre los edificios del centro histórico hay pequeños tesoros como la iglesia de San Antonio de Padua, donde una lápida conmemora la predicación del santo, o Santa Maria in Cappella, vinculada a su ministerio entre los leprosos. La ciudad está salpicada de lugares más pequeños pero no menos significativos que ayudan al visitante a comprender la profundidad de la huella de Francisco en la Urbe.
Con vistas al Jubileo de 2025, estos lugares se preparan para acoger a un número creciente de visitantes. Las restauraciones y los nuevos servicios de acogida están transformando estos itinerarios franciscanos sin comprometer su ambiente tranquilo y característico.
Para quienes deseen seguir las huellas del Poverello, es aconsejable dedicar al menos dos días a este itinerario. Las primeras horas de la mañana son el momento ideal para visitar estos lugares, cuando la ciudad se está despertando y el silencio permite apreciarlos plenamente. Eso sí, asegúrese de reservar su alojamiento con suficiente antelación.
Mientras Roma se prepara para 2025, estos lugares franciscanos ofrecen una valiosa alternativa a las rutas turísticas tradicionales. Estos itinerarios te ayudarán a descubrir una Roma que, a pesar de los siglos, sigue hablando el lenguaje universal de la hospitalidad que Francisco legó a la Ciudad Eterna.
San Francesco a Ripa: abierto todos los días de 7.00 a 12.00 y de 16.00 a 19.00 horas.
Santa Maria in Aracoeli: de 9.00 a 17.30 h (invierno), de 9.00 a 19.30 h (verano).
Visitas guiadas: reservar en la oficina del peregrino.
Recomendado: Calzado cómodo y ropa «respetuosa» adecuada para visitar iglesias.
Mejor época para visitarlas: Primavera y otoño