El Arca de la Alianza, descrita en la Biblia hebrea como el objeto más sagrado de los israelitas, sigue inspirando asombro, misterio y devoción. Construida en madera de acacia y recubierta de oro, se dice que albergaba las Tablas de la Ley, la vara de Aarón y un recipiente con maná. Representaba de manera tangible el pacto de Dios y era el centro del culto israelita, siendo transportada al frente del pueblo durante su travesía por el desierto.
Aunque el Arca desapareció de los relatos bíblicos tras la destrucción del Primer Templo por los babilonios en el 587 a. C., una de las tradiciones más perdurables la sitúa en Axum, Etiopía. Según la tradición ortodoxa etíope, el Arca fue llevada a Axum por Menelik I, el legendario hijo del rey Salomón y la reina de Saba. Hoy en día, se cree que el Arca descansa en la Capilla de las Tablas o del Arca, parte de la Iglesia de Santa María de Sion, lo que convierte a Axum en un lugar de peregrinación de profundo significado espiritual.
El Arca bíblica: Un símbolo de la divinidad
El viaje del Arca comenzó en el monte Sinaí, donde Dios ordenó a Moisés construirla durante su estancia de 40 días en la montaña. Recubierta de oro por dentro y por fuera, el diseño del Arca incluía dos querubines en su tapa, conocida como el Propiciatorio, entre los cuales se creía que habitaba la presencia de Dios. Transportada por los levitas, el Arca lideraba al pueblo de Israel en el desierto y desempeñó un papel crucial en la conquista de Canaán, incluyendo la división del río Jordán y la caída de las murallas de Jericó.
Más tarde, el Arca se guardó en el Santo de los Santos del Templo de Salomón en Jerusalén, donde simbolizaba la presencia divina y la alianza. Sin embargo, con la destrucción del Templo, el destino del Arca se convirtió en un misterio, dando lugar a siglos de especulaciones y leyendas.
El viaje del Arca a Etiopía: Menelik I y Axum

Una de las historias más fascinantes sobre el destino del Arca se encuentra en el Kebra Nagast (La Gloria de los Reyes), un épico etíope del siglo XIV basado en tradiciones anteriores. Según este texto, el Arca llegó a Etiopía durante el reinado del rey Salomón.
La historia comienza con la reina de Saba, llamada Makeda en la tradición etíope, quien visitó a Salomón en Jerusalén para aprender de su sabiduría. De su unión nació un hijo, Menelik I, criado en Etiopía. Ya adulto, Menelik viajó a Jerusalén para conocer a su padre y, según el relato, se llevó en secreto el Arca de la Alianza con la ayuda de sacerdotes leales.
El Kebra Nagast presenta este acto no como un robo, sino como la voluntad divina. El traslado del Arca a Etiopía estuvo guiado y protegido por Dios, y se dejó una réplica en el Templo para evitar su descubrimiento. Al llegar a Etiopía, Menelik llevó el Arca a Axum, estableciendo a Etiopía como un segundo Sion y convirtiendo el Arca en el centro espiritual del pueblo etíope.
Para los cristianos ortodoxos etíopes, estas narrativas consolidan el papel del Arca en su patrimonio religioso y el favor divino otorgado a su nación. Axum, como lugar de descanso del Arca, se transformó en una ciudad sagrada y un destino de peregrinación perdurable.
Axum como destino de peregrinación
Hoy en día, Axum es uno de los sitios espirituales más importantes de Etiopía. La Capilla del Arca, parte de la Iglesia de Santa María de Sion, alberga, según se cree, el Arca. Allí, un monje conocido como el «Guardián del Arca» dedica su vida a su protección. Aunque nadie más puede ver el Arca, este secretismo no desanima a los peregrinos; al contrario, intensifica el aura mística del lugar.
La peregrinación a Axum se impulsa por el deseo de conectar con el poder sagrado del Arca y aprender más sobre el papel único de Etiopía en la historia bíblica. Para los visitantes, estar en la sombra de la Capilla es una experiencia sobrecogedora y, en cierto modo, trascendental.
Timket y la celebración del Arca

El festival anual de Timket, celebrado el 19 de enero (o el 20 en años bisiestos), es uno de los momentos más destacados del calendario religioso de Axum y un gran atractivo para los peregrinos. Timket conmemora el bautismo de Jesús en el río Jordán, y su elemento central es la procesión de los tabots, réplicas del Arca que se conservan en las iglesias ortodoxas etíopes.
Durante Timket, Axum se llena de fervor religioso. Los tabots son transportados sobre la cabeza de los sacerdotes en elaboradas procesiones, envueltos en telas coloridas y tratados con la máxima reverencia. Los peregrinos se unen en oración, cánticos y recreaciones rituales, creando una atmósfera de majestuosa devoción. Para muchos, el festival representa una oportunidad para renovar su conexión espiritual con el pacto divino que simboliza el Arca.
Una peregrinación a Axum es tanto un viaje físico como espiritual. La travesía en sí forma parte del acto de devoción, como si se siguiera el propio recorrido histórico del Arca, desde el monte Sinaí a Jerusalén y, finalmente, a Etiopía. Para los peregrinos, llegar a Axum es como acercarse a lo sagrado, un proceso que requiere preparación, fe y resistencia. De hecho, estar frente a la Capilla de las Tablas, incluso sin ver el Arca, es una experiencia poderosa tanto para creyentes como para no creyentes. Este lugar evoca el profundo misterio de la presencia divina y el poder perdurable de estas tradiciones.
Más allá de la Capilla: La importancia histórica de Axum
Aunque el Arca es el corazón de la identidad religiosa de Axum, la ciudad en sí ofrece un valioso legado histórico y arqueológico. Antiguamente la capital del Imperio Aksumita, Axum fue un núcleo de comercio, cultura y tradiciones religiosas. Sus campos de estelas monumentales, inscripciones antiguas y tumbas reales son testigos de una civilización que floreció entre los siglos I y VII d. C.
El Palacio de la Reina de Saba, un sitio vinculado al linaje salomónico de Etiopía, y las ruinas de antiguas iglesias añaden profundidad al relato sagrado de Axum. Los peregrinos suelen extender su visita para explorar estos lugares, conectando el rico patrimonio espiritual de Etiopía con su grandeza histórica.