La localidad navarra de Ayegui podría tener lo más parecido a la legendaria fuente de la juventud: una fuente de vino. No hace falta decir que la famosa Fuente del Vino de Irache (también escrita Iratxe, en euskera) atrae tanto a peregrinos como a entusiastas del vino. Esta fuente no es en absoluto la típica fuente de agua, pues distribuye vino gratis a los viajeros cansados que se dirigen a la ciudad santa de Compostela. No es de extrañar que se haya convertido en un preciado símbolo de hospitalidad y convivencia en el Camino, al tiempo que ofrece una refrescante, generosa y complementaria degustación del vino local de Navarra a quienes pasan por allí, sean peregrinos o no.
El vino que mana de la Fuente del Vino es de producción local, típico de Navarra. Aunque no sea tan famoso internacionalmente como el vino de La Rioja o el Priorat catalán, Navarra es también una región histórica productora de vino en España, con una rica tradición vitivinícola. La propia Ayegui está rodeada de viñedos.
De hecho, el vino tinto claro que mana de esta fuente ha sido históricamente celebrado por sus sabores afrutados y su acidez equilibrada. Códices medievales como el famoso Códice Calixtino se refieren a la localidad de Estella (a sólo unos kilómetros de Ayegui, y también parte del Camino) como “tierra fértil en buen pan y excelente vino”.
La singularidad de esta fuente no es sólo su libre disponibilidad, sino también el hecho de que dispensa vino de un grifo (también hay otro grifo para agua limpia y fresca), proporcionando un respiro bastante conveniente (y seguramente agradable) a los peregrinos en su a menudo arduo camino.
El Monasterio de Irache
La Fuente del Vino de Ayegui es más conocida como Fuente de Irache. De hecho, desde sus inicios, esta fuente ha estado siempre muy ligada al Monasterio de Irache, un conjunto monástico benedictino de estilo románico medieval. Si bien nunca se ha establecido con toda seguridad la fecha exacta de la construcción del monasterio, las primeras noticias documentadas de su existencia se remontan al año 958.
Decir que el Monasterio de Irache es parte imprescindible del patrimonio del Camino de Santiago no es, en absoluto, exagerado. Desempeñó un papel fundamental a la hora de brindar hospitalidad y apoyo espiritual a los peregrinos durante siglos. De hecho, aquí siempre se recibía calurosamente a los peregrinos y se les ofrecía una copa de vino. Aún más, los monjes solían recibir a los peregrinos enfermos en su hospital, proporcionándoles una copa de vino fortificado, que luego se utilizaba como una especie de poción reconstituyente.
La fuente de vino que ahora brota de la fuente no se produce en el monasterio, que está deshabitado desde 1985, aunque sigue abierto a los visitantes. En cambio, lo produce una bodega local establecida al lado del Monasterio, Bodegas Irache. Estos enólogos honran la misma tradición de hospitalidad monástica. A finales de los años noventa, instalaron formalmente la fuente y desde entonces la rellenan cada día con unos 100 litros de vino.