La peregrinación es una expresión atemporal del espíritu humano, un viaje, a través de paisajes físicos, a las profundidades de la historia, la cultura y la fe. Entre los más venerados se encuentra el Camino de Santiago, una red de rutas que conducen a la Catedral de Santiago de Compostela, en Galicia (España). Esta peregrinación ha atraído a innumerables viajeros durante siglos, ofreciendo caminos ricos en significado espiritual e importancia cultural.
En una expansión histórica de esta tradición, el Camino de Santiago se extendió al Mediterráneo en enero de 2023, incorporando el Camino Maltés, una ruta que comienza en el archipiélago maltés. Esta integración celebra la herencia cristiana única de Malta y la establece como parte esencial del legado perdurable del Camino.
Malta: Cuna de peregrinos
La asociación del archipiélago maltés con la peregrinación es anterior a su inclusión formal en la red del Camino, y hunde sus raíces en su antigua historia como encrucijada espiritual y cultural. Su identidad cristiana tiene su origen en el naufragio del apóstol Pablo en el año 60 de la era cristiana, según se relata en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Según la tradición, Pablo encontró refugio entre los malteses e introdujo el cristianismo durante su estancia de tres meses, un legado que estableció firmemente la importancia espiritual de las islas en el primitivo mundo cristiano.
Durante la época romana, la situación estratégica del archipiélago en el Mediterráneo central lo convirtió en punto de paso para los peregrinos que viajaban entre Europa, Levante y el norte de África. Con la expansión de las rutas marítimas durante la Edad Media, Malta se convirtió en un refugio para los viajeros que emprendían largos y arduos viajes a destinos sagrados como Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.
Los Caballeros Hospitalarios y la peregrinación
La conexión del archipiélago maltés con el Camino de Santiago se profundizó durante el mandato de los Caballeros Hospitalarios, también conocidos como los Caballeros de San Juan. Cuando los caballeros establecieron su cuartel general en Malta en 1530, transformaron las islas en una fortaleza de fe y hospitalidad. Sus esfuerzos se basaron en una larga tradición de acogida, como se describe en Hechos 28, 1-10, que destaca la amabilidad del pueblo maltés con el apóstol náufrago Pablo.
Los Caballeros de San Juan continuaron con su misión de ayudar a los viajeros cristianos, un deber que habían llevado a cabo desde su fundación en 1113. Los peregrinos que viajaban a Santiago de Compostela encontraban a menudo apoyo y refugio en Malta, donde los caballeros les proporcionaban recursos y un pasaje seguro. Un ejemplo notable se recoge en el Liber Bullarum, que incluye un documento del siglo XVII del Gran Maestre Alof de Wignacourt por el que se concede un salvoconducto, o credencial, a un viajero desde la Gruta de San Pablo en Rabat hasta Compostela.
Un legado de devoción jacobea
Los lazos del archipiélago maltés con el Camino de Santiago se enriquecen con su devoción histórica a Santiago, patrón de España. Esta devoción es anterior a la llegada de los Caballeros Hospitalarios y pone de relieve las conexiones culturales de Malta con España, especialmente durante el periodo de dominación aragonesa.
En todas las islas se conservan vestigios de la antigua veneración a Santiago. Los frescos de la capilla de Hal Millieri, las referencias a capillas dedicadas a Santiago en Gozo y Zabbar, y los registros históricos de iglesias como la de la actual Żejtun subrayan la perdurable presencia del Apóstol. Incluso la antigua viceparroquia de Zabbar llevaba el nombre de Santiago antes de ser elevada a la categoría de parroquia en el siglo XVII.
El papel de Malta como punto de paso mediterráneo también la vincula a otras regiones que comparten la tradición del Camino. Los relatos históricos sugieren que el propio Santiago pudo haber pasado por el puerto de Sant’Antioco, en Cerdeña, de camino a España. Esta conexión se refleja en el moderno Camminu Santu Jacu, una ruta sarda que complementa el Camino Maltés, trazando una ruta desde la catedral de Sant’Antioco hasta Cagliari y de ahí a la Europa continental.
El Camino Maltés: El viaje de un peregrino por Malta
El Camino Maltés comienza en Rabat, donde los peregrinos pueden visitar la Gruta de San Pablo, un lugar sagrado asociado al refugio del Apóstol tras su naufragio. A partir de ahí, la ruta serpentea por ciudades históricas y paisajes costeros, sumergiendo a los viajeros en la historia y el patrimonio espiritual del archipiélago. Los peregrinos se encuentran con lugares emblemáticos como el imponente Fuerte de San Ángel en Birgu y el bullicioso Gran Puerto de La Valeta, que sirve de puerta de salida a la etapa del Camino por mar.
Una de las características que definen el Camino Maltés es su perfecta integración del viaje por tierra y por mar. Los peregrinos que parten del Gran Puerto de La Valeta siguen rutas marítimas históricas hacia Cerdeña, Barcelona y más allá, rememorando los viajes de los viajeros medievales que navegaban por el Mediterráneo para llegar a Compostela.
Espacios sagrados y tesoros ocultos
El Camino Maltés pone de relieve los lazos históricos del archipiélago con la peregrinación y su rico patrimonio arquitectónico y espiritual. Las islas maltesas albergan numerosos lugares sagrados, como la magnificencia barroca de la Concatedral de San Juan en La Valeta y la apacible y majestuosa Basílica de Ta’ Pinu en Gozo. Estos lugares emblemáticos muestran siglos de devoción y artesanía, invitando a los peregrinos a detenerse y comprometerse profundamente con su entorno.
Bajo la superficie de las islas se encuentran antiguas catacumbas excavadas en la piedra caliza por las primeras comunidades cristianas. Estas cámaras funerarias subterráneas ofrecen un espacio tranquilo para la contemplación. Pasadizos en penumbra y nichos intrincadamente tallados conectan a los visitantes con la fe y la perseverancia de los primeros creyentes del archipiélago. Estas catacumbas se cuentan entre los yacimientos arqueológicos cristianos más importantes fuera de Roma.
Un capítulo único en la historia del Camino
La inclusión de Malta en el Camino de Santiago amplía el alcance y el significado de la red del Camino. Transforma el archipiélago maltés en un puente entre las tradiciones antiguas y modernas, conectando los legados de San Pablo y Santiago. Para los peregrinos de hoy, el Camino Maltés ofrece un viaje espiritual junto con la oportunidad de descubrir los impresionantes paisajes del archipiélago, su vibrante cultura y su fe centenaria.
Este nuevo capítulo de la historia del Camino celebra la diversidad de sus caminos, mostrando cómo la peregrinación trasciende las fronteras y une a las personas a través del tiempo y el espacio. El Camino Maltés invita a los peregrinos a embarcarse en una experiencia que combina profundidad histórica, exploración espiritual y descubrimiento personal.
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