Al sur de Sicilia, en el Mediterráneo, se encuentra Malta, encrucijada de culturas y tradiciones conocida desde la antigüedad por su «oro líquido»: una miel excepcionalmente buena que dice mucho de la biodiversidad del archipiélago.
La historia de la apicultura en Malta se remonta a los fenicios, que ya criaban abejas en vasijas de terracota en el siglo III antes de Cristo. Se excavaban complejos colmenares en la roca, y aún pueden verse pruebas de esta tradición en los campos malteses y gozitanos. Estos antiguos métodos, transmitidos de generación en generación, sólo cambiaron en el siglo XX con la introducción de colmenas modernas en la década de 1950.
El propio nombre del archipiélago está relacionado con esta tradición. Los griegos llamaban al archipiélago Melite, que viene de la palabra griega meli, que significa «miel» – o cualquier cosa dulce como la miel, en general –.
Está claro que la miel ha sido fundamental para la identidad cultural de la isla. Las abejas endémicas de Malta, Apis Mellifera Fruneri, están especialmente adaptadas al entorno local y producen una miel que varía mucho según la estación y las flores disponibles.
Miel para todas las estaciones
La miel maltesa se caracteriza por su diversidad, con variaciones en función de las flores polinizadas por las abejas durante las distintas estaciones. Cada miel tiene su propio sabor, color, textura y propiedades curativas.
Miel de primavera: Conocida como Millefiori, este tipo de miel se elabora principalmente con néctares de cítricos, borraja y cardo. Su sabor varía según la flora disponible en cada momento, pero generalmente tiene notas florales dulces y delicadas. Es especialmente popular como remedio natural contra las alergias primaverales. También tiene múltiples usos en la cocina maltesa.
Miel de verano: Conocida localmente como ghasel tas-saghtar, es una de las variedades más apreciadas de Malta. Esta miel es producida por abejas que polinizan tomillo silvestre. Caracterizada por un sabor aromático intenso, esta miel es apreciada por su sabor único y sus numerosas propiedades medicinales, entre ellas sus efectos antibacterianos y antiinflamatorios. Su producción se limita a cortos periodos del año, lo que la convierte en un producto raro y codiciado.
Miel de otoño: Este tipo de miel se caracteriza por un sabor más fuerte y un color más oscuro debido a las flores de algarrobo de las que está hecha. Tiene notables propiedades calmantes contra los dolores de garganta. Su producción depende de las lluvias otoñales, que afectan a la disponibilidad de flores.
Otros tipos de miel
Miel de eucalipto: aunque menos común que otros tipos, tiene un sabor refrescante que la hace muy apreciada. Producida por las abejas que recolectan el néctar de las flores de eucalipto, tiene un color ámbar y un aroma persistente con notas balsámicas. Se utiliza a menudo para aliviar los síntomas respiratorios por sus propiedades calmantes.
Miel de mielada: Aunque no es exclusivamente maltesa, la miel de mielada se produce en algunas zonas de la isla y es conocida por su consistencia espesa. Este tipo de miel se produce cuando las abejas recogen la melaza de insectos como los pulgones que se alimentan de las plantas. La miel de mielada es excepcionalmente rica en minerales, lo que la hace muy nutritiva y refuerza el sistema inmunológico.
Aunque la miel maltesa es deliciosa por sí sola, también desempeña un papel fundamental en la cocina tradicional maltesa, ya que se utiliza en una gran variedad de platos dulces y salados. Además, las visitas guiadas a las destilerías de miel y los colmenares ofrecen a los turistas la oportunidad de descubrir el proceso de producción y probar distintas variedades directamente de la fuente.
Visitar Malta sin probar su miel sería perderse parte de la esencia misma del archipiélago: el corazón dulce y palpitante del Mediterráneo.
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