Desde los orígenes del Camino de Santiago, uno de sus símbolos más representativos ha sido el bordón o bastón del peregrino, un elemento que ha acompañado a los caminantes a lo largo de los siglos.
El origen del bordón se remonta a la Edad Media, cuando los peregrinos franceses utilizaban un bastón largo y de madera para ayudarse en el difícil camino hacia Compostela. Aunque no está del todo clara la etimología de la palabra «bordón», la mayoría de las fuentes la relacionan con el término francés «bourdon«, que alude a una especie de lanza larga.
Ya desde muy temprano, el bordón fue considerado parte indispensable de la indumentaria del peregrino. De hecho, existen numerosas representaciones artísticas medievales, e incluso el propio Códice Calixtino del siglo XII, que mencionan y describen este tipo de bastón. Se detalla incluso que el bordón solía ser bendecido en una ceremonia de partida hacia Santiago.
A diferencia del bastón de senderismo actual, el bordón tradicional solía ser mucho más largo, superando incluso la altura del propio peregrino. Se trataba de una larga y recta vara de madera resistente, generalmente rematada en la parte superior con un pomo o una gruesa moldura circular. El extremo inferior era habitual que estuviera rematado por una contera metálica con punta. No sólo servía para apoyarse: También se colgaba de él una calabaza a modo de cantimplora.
Si bien el uso y el diseño del bordón han llegado hasta nuestros días, en los últimos años se ha popularizado el bastón telescópico, más ligero y práctico para los senderistas o montañeros. Estos bastones, fabricados en acero inoxidable, aluminio o fibra de carbono, pueden plegarse y guardarse fácilmente cuando no se utilizan, lo que facilita mucho su transporte y almacenamiento.
No obstante, a pesar de las ventajas de los bastones modernos, el bordón sigue teniendo un gran significado simbólico y emocional para los peregrinos. Acompañar los pasos del caminante, brindar apoyo en los tramos más complicados y resguardar la memoria de siglos de historia, convierten a este elemento en un compañero inseparable en el Camino de Santiago.
Tanto si optas por el tradicional bordón de madera como por el bastón telescópico, el que elijas será un gran aliado durante tu peregrinación. Su uso mejorará tu equilibrio, te permitirá superar obstáculos con mayor facilidad y descargará el esfuerzo de músculos y articulaciones. Además, puede servir incluso como elemento defensivo ante posibles animales que encuentres a tu paso. ¡Recuerda que, en estos casos, el objetivo no es amenazar, sino simplemente alejarlos golpeando suavemente el suelo!