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Un recorrido gastronómico tras las huellas de San Juan

Imagen de Mohammad Ramezani

Uno de los textos más enigmáticos del cristianismo es sin duda el Libro del Apocalipsis. Escrito en la actual Turquía, el país alberga antiguas tradiciones filosóficas, teológicas, culturales y gastronómicas. Por ello, seguir la ruta de las Siete Iglesias del Apocalipsis puede traducirse en un viaje gastronómico inolvidable.

Siguiendo el itinerario descrito por San Juan en el libro, los peregrinos descubren lugares sagrados y un sinfín de sabores y recetas únicos transmitidos de generación en generación. Cada parada en este viaje también significa sumergirse en las tradiciones culinarias de Turquía.

Gözleme, el pan tradicional

Gozleme. Foto de Samet Kaplan. Pexels

Nuestro viaje comienza en Éfeso, donde estuvo una de las siete iglesias del Apocalipsis. Entre las ruinas de la antigua ciudad grecorromana y la Basílica de San Juan, los visitantes pueden encontrar vendedores de gözleme. El gözleme es un pan plano relleno de queso, verduras o carne picada y horneado en una plancha caliente. Este sencillo plato, preparado con ingredientes sanos y técnicas tradicionales, es un verdadero puente entre el pasado y el presente.

Lokma, dulces recuerdos

Lokma. By يانا – Own work, CC0

Continuando hacia el norte, llegamos a Izmir. Aquí, el bullicioso mercado se llena del irresistible aroma de los lokma, dulces tortitas bañadas en espeso y fragante sirope de miel. En Turquía, estas delicias están ligadas a una tradición especial: se preparan cuarenta días después de la muerte de una persona, para honrar su memoria.

Manti, la pasta rellena turca

La siguiente parada es Pérgamo, famosa por su biblioteca y acrópolis. Aquí, los peregrinos prueban el manti, bolas de masa rellenas de carne picada y especias y cubiertas de yogur y salsa de tomate. Esta pasta rellena, de sabor intenso y textura suave, se convertirá sin duda en una de sus favoritas.

Kadayıf, el postre perfecto

A medida que los peregrinos atraviesan las ciudades del Apocalipsis, acaban llegando a Tiatira. Tras visitar la necrópolis, es obligatorio tomar un poco de Ekmek Kadayıfı: un postre a base de láminas de hojaldre empapadas en jarabe de azúcar, típico de la cocina turca -y de los países del antiguo Imperio Otomano-. Su sabor se convierte fácilmente en un recuerdo imborrable.

Kadayif. Image by h kama on Pixabay

Keşkek y el valor inmaterial de la comida

Sardi, la quinta iglesia, ofrece a los peregrinos la posibilidad de probar el Keşkek, un plato emblemático de la cocina turca consistente en un guiso de carne y trigo cocinado en un gran caldero. Su preparación y consumo están vinculados a ceremonias y fiestas, lo que añade cierto valor simbólico a su significado ya de por sí gastronómico. En las bodas, el keşkek representa la fertilidad y la prosperidad que se desea a los recién casados. Su sabor intenso y su textura cremosa no tienen parangón. La importancia cultural del keşkek fue reconocida por la UNESCO en 2011, al incluirlo en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Raki. Picture by Oben Kural on Pexels

Filadelfia: Raki, un sorbo de tradición

Filadelfia presume de una rica tradición culinaria que culmina (literalmente) con el raki, una antigua bebida espirituosa griega de sabor inconfundible. Tomado con prudencia, diluido con agua fresca y acompañado de mezze (aperitivos típicos turcos), el raki se convierte en un ritual de convivencia y compartir. Las veladas dedicadas a esta bebida, llamadas rakı akşamı, son ocasiones para reunirse con amigos y familiares, hablar, cantar y contar historias, estrechando los lazos de la comunidad.

Este viaje literalmente apocalíptico es toda una revelación: es una peregrinación religiosa, pero también una experiencia sensorial completa que dejará su corazón y su vientre perfectamente satisfechos.

Entrada también disponible en: English Italiano

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