La llaman la “santa andariega”, y se estima que recorrió alrededor de mil kilómetros en vida fundando conventos. Pero los biógrafos de esta famosa mujer pueden explicar que ese mote no se lo pusieron para ensalzarla. Al contrario, formaba parte de las acusaciones que sobre ella vertió el entonces nuncio en España, Filippo Sega, para destruir su reforma:
“Fémina inquieta y andariega, desobediente y contumaz, que a título de devoción inventaba malas doctrinas, andando fuera de la clausura contra el orden del concilio tridentino y prelados, enseñando como maestra contra lo que San Pablo enseñó mandando que las mujeres no enseñasen”.
Teresa de Jesús es una figura que se agiganta con el paso de los siglos. Escritora, mística y reformadora de la Orden Carmelita, esta mujer castellana ha inspirado la vida espiritual de millones de personas en todo el mundo. Sus obras, que hablan de la búsqueda de Dios y de la lucha interior del alma humana, han tocado el corazón de creyentes y no creyentes de todas las épocas.
En su incansable labor por España, fundó más de 20 conventos, recorriendo largas distancias bajo condiciones adversas. Su bastón, fabricado en madera de avellano, fue su fiel compañero en estos viajes.
Tras la muerte de Santa Teresa en 1582, los objetos que utilizó en vida fueron repartidos entre los conventos que fundó y otros lugares significativos en su trayectoria. El bastón se conservó en la basílica erigida sobre la casa familiar en Ávila, y hoy sede de un museo dedicado por entero a la memoria de la Santa.
El bastón ha protagonizado importantes iniciativas conmemorativas, como la peregrinación internacional Camino de Luz en 2015, organizada en el marco del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa. Se puede decir que el bastón ha peregrinado más que su augusta dueña, pues fue llevado por 30 países de los cinco continentes durante más de un año. Incluso llegó a Roma, por primera vez, a las manos del Papa.
El 11 de marzo de 2015, durante la audiencia general en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco protagonizó una divertida anécdota al preguntar cariñosamente con su acento porteño, al tomar el bastón de Santa Teresa: «¿Y con esto caminaba la vieja?»
El bastón, con su sencillez y fortaleza, sigue siendo un recordatorio de los caminos que Teresa recorrió, tanto en el ámbito físico como espiritual. Es también uno de los iconos que acompañan al peregrino al recorrer los lugares de Santa Teresa a través de la Ruta Teresiana, desde la ciudad de Ávila hasta Alba de Tormes, lugar donde falleció.
«Ya es tiempo de caminar.» Esta famosa frase que Teresa pronunció cuando estaba a punto de morir, está grabada en el relicario del bastón, y sigue resonando en los corazones de quienes se inspiran en la figura de esta mujer, cuya vida estuvo marcada por la acción, la fe y la transformación.