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Comiendo con San Francisco: más que verduras

Lucio, el pescado favorito de san Francisco Mariyan - Shutterstock
Lucio, el pescado favorito de san Francisco Mariyan - Shutterstock

En Umbría, el aire huele a romero y tomillo silvestre. En el ya lejano siglo XIII, un mendigo santo (y revolucionario) caminaba descalzo por sus colinas, viviendo lo más sencillamente posuble: San Francisco de Asís, patrono de Italia, una figura admirada y querida mucho más allá de su Umbría natal.

Pero, ¿qué comía Francisco, asceta como era? Hagamos un viaje culinario por la Umbría medieval para descubrir los sabores que alimentaban el alma (y el estómago) de uno de los santos más queridos de la historia.

Francisco no era vegetariano

Contrariamente a la creencia popular, San Francisco no era vegetariano, aunque por supuesto comía verduras. La Primera Regla no confirmada de la Orden Franciscana, escrita hacia 1221, nos ofrece una visión reveladora de su relación con la comida:

«Y siempre que haya necesidad, permítaseles a todos los hermanos, dondequiera que se hallen, servirse de todos los alimentos que pueden comer los hombres, como dice el Señor de David, que comió los panes del sacrificio que no debían comer sino los sacerdotes»

Esta flexibilidad en la dieta muestra el espíritu pragmático de Francisco, que enfatizaba la gratitud y el compartir más que las rígidas restricciones dietéticas. La comida era un don, y debía aceptarse como tal: libremente y con los brazos (y las bocas) abiertos.

Lo que a San Francisco le gustaba comer

Es cierto que el pobre de Asís vivía de la mendicidad, así que comía lo que le ofrecían, pero tenía algunos platos favoritos.

  • Pastel de gambas y lucio.

Curiosamente, el pastel de gambas y lucio aparece en un episodio de la vida de San Francisco. Sabemos por la hagiografía medieval que pasó una temporada con los monjes de Fonte Colombo, que intentaron curarle los ojos – los investigadores contemporáneos afirman que podría haber padecido tracoma –. Durante este tiempo, le regalaron una cesta llena de sabrosos platos – entre ellos, pastel de gambas –. Como cuenta Tomás de Celano en el famoso Tratado de los milagros:

«la mesa del Señor acudió en ayuda de la mesa de sus siervos; se oyó llamar a la puerta, un monje entró corriendo, y he aquí que una mujer traía una cesta llena de pan fragante, pescado y pastel de gambas, con racimos de uvas y miel por encima» (3Cel, FF 859).

Lo que el santo parece haber apreciado más de aquella cesta era el pastel. Según la receta de la época, se utilizaba tanto la carne como el caldo de gambas y lucio, añadiendo nueces y otras especias.

  • El lucio, un pez de agua dulce

El amor de Francisco por el lucio era tan grande que, según el Speculum Perfectionis, cuando estaba gravemente enfermo en el palacio episcopal de Asís, dijo que ojalá pudiera comer lucio. Como por milagro, un fraile llegó de repente con tres hermosos pasteles de pescado y gambas.

«Acababa de decir este deseo cuando se presentó un hombre con una cesta que contenía tres grandes lucios, bien cocidos, y empanadas de gambas, que el santo comió con gusto. El hermano Gerardo, párroco de Rieti, era quien se las enviaba» (Spec. cap. 111, FF 1811).

 

  • Mostaccioli

Aunque la Regla de San Francisco advertía contra los excesos – «Tened cuidado de que vuestros corazones no se vuelvan pesados por el libertinaje y la embriaguez»–, Francisco no desdeñaba en absoluto los manjares dulces. Los mostaccioli, dulces a base de almendras, harina, mosto de uva y miel, eran al parecer su postre favorito.

  • Vino

Sí, San Francisco bebía vino, aunque sólo de vez en cuando y si se lo ofrecían.

Entonces, ¿qué comía San Francisco cada día?

Más allá de estas preferencias específicas, y de la comida que se le daba a él y a los demás frailes, su dieta seguía simplemente las prácticas dietéticas medievales italianas.

  • Pan: lo básico.

El pan era un alimento básico de la dieta medieval, y San Francisco lo consideraba esencial. A menudo comía pan sencillo hecho de harina de trigo, agua y sal. En una época en la que el pan era casi sinónimo de vida, Francisco lo consideraba un regalo de Dios y un claro símbolo de sustento y comunidad.

Otros cereales, como la cebada y la espelta, eran esenciales en la dieta diaria y se consumían sobre todo en sopas.

  • Verduras y hierbas silvestres

La dieta de San Francisco incluía una gran variedad de verduras frescas (coles, cebollas, zanahorias) y legumbres. Las hierbas silvestres recogidas de los campos se utilizaban tradicionalmente para condimentar los platos, añadiendo sabores locales distintivos.

La dieta de San Francisco, en su extrema sencillez, respetaba los sabores originales de los propios ingredientes, recordándonos que la comida no sólo sirve para llenar el estómago, sino también para conectar con la naturaleza, la gratitud y el sentido de la vida.

The Italian pilgrim routes of St Francis of Assisi

Entrada también disponible en: English Italiano

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