Con la esperada reapertura de la Catedral de Notre Dame el próximo 8 de diciembre, París invita a redescubrirse no solo como la Ciudad de la Luz: en realidad, podríamos considerarla sin ambages como una especie de capital espiritual de Europa.
Más allá de su emblemática arquitectura y arte, la ciudad ofrece un rico mosaico de tradiciones religiosas que quieren convivir en armonía. La historia religiosa de París no ha sido fácil, y ahí están los mártires de la Comuna o el affaire Dreyfuss para recordarlo. Sin embargo, la convivencia y el diálogo en la ciudad son un hecho tangible. No hubo parisino, de toda pertenencia y creencia, que no llorara por Notre Dame el 15 de abril de 2019.
Este recorrido por los lugares de culto de distintas confesiones nos revela la profunda espiritualidad y diversidad cultural que habita en el corazón de la capital francesa, con características que la hacen única en el mundo.
Cristianismo: El alma gótica y barroca de París
La Catedral de Notre Dame, símbolo indiscutible de la tradición cristiana y joya del gótico francés, reabrirá sus puertas tras el devastador incendio de 2019. Este majestuoso templo, cuya construcción comenzó en el siglo XII, ha sido testigo de momentos históricos clave, como la coronación de Napoleón, y es la protagonista indiscutible de Nuestra Señora de París, de Victor Hugo. Su restauración es un recordatorio de la resiliencia y la fuerza espiritual de la ciudad.
Junto a Notre Dame, es imprescindible una visita a la Sainte Chapelle, un auténtico relicario de piedra y luz que fue construido en el siglo XIII para acoger una reliquia especial: la Corona de Espinas.
No menos imponente es la Basílica del Sagrado Corazón (Sacré-Cœur), ubicada en lo alto de la colina de Montmartre. Este templo construido a finales del siglo XIX con donaciones populares, de estilo romano-bizantino, es un espacio de recogimiento y contemplación que, además, ofrece una de las vistas más espectaculares de París. El recorrido debe incluir también necesariamente las iglesias de San Sulpicio (Saint Sulpice) y de San Eustaquio (Saint Eustache), la imponente iglesia neoclásica de La Madeleine, y ya fuera del centro parisino, la Basílica de Saint Denis, joya gótica en la que están enterrados muchos reyes de Francia.
Merece un lugar propio la catedral ortodoxa rusa Alexandre Nevski, en la calle Daru. Consagrada en 1861, ha sido el primer lugar de culto permanente en Francia para la comunidad rusa ortodoxa y es la sede central del Arzobispado de las Iglesias ortodoxas rusas en Europa Occidental. Entre sus muros encontraron consuelo artistas exiliados de la talla de Kandinsky y Tarkovsky, y también se casó Pablo Picasso con la bailarina rusa Olga Jojlova.
Islam: Belleza y espiritualidad andaluza
La Gran Mezquita de París, inaugurada en 1926 en honor de los musulmanes que dieron su vida por Francia en la Primera Guerra Mundial, es un oasis del Norte de África en pleno Barrio Latino. Este monumento de estilo árabe-andaluz, con su patio lleno de mosaicos y un tranquilo jardín andalusí, es un lugar de culto musulmán, pero también es un puente entre culturas y un atractivo turístico de primer orden. En su interior funcionan un establecimiento de baño turco y un espléndido restaurante tunecino.
Judaísmo: Testimonio de resiliencia
La Gran Sinagoga de París, construida en el siglo XIX bajo el reinado de Napoleón III, es un testimonio de la historia y vitalidad de la comunidad judía en la capital. Su diseño neobizantino y su imponente presencia en la Rue de la Victoire son reflejo de la importancia del judaísmo en la identidad parisina. Es la segunda sinagoga más grande de Europa, con capacidad para cerca de 1800 personas. Cada Rosh Hashanah se conmemora a los judíos de París muertos durante la ocupación nazi.
Budismo: Serenidad oriental en la ciudad
La Pagoda del Bosque de Vincennes es la sede de la Unión Budista de Francia, y está construida sobre los edificios de la Exposición Universal de París de 1931. Su ubicación, en un parque junto al lago Daumesnil, ofrece un espacio único de meditación y calma, un rincón imprescindible para quienes buscan conexión espiritual en la ciudad.
En su interior alberga la estatua del Buda más grande de Europa, así como reliquias del Buda histórico donadas por Tailandia a Francia en gesto de agradecimiento. Es el único templo en Occidente que custodia este tipo de reliquias, lo que lo convierte en un lugar espiritual de primer orden para el budismo. Junto a la pagoda se encuentra también el templo budista tibetano de Kagyu-Dzong.
Una lección de convivencia espiritual
París es mucho más que un destino turístico: es un modelo de convivencia religiosa donde cada fe aporta un capítulo imprescindible a la narrativa cultural de la ciudad. Este recorrido por sus lugares sagrados es una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de cooperar en la convivencia y el respeto mutuo.
En esta reapertura de Notre Dame, París nos recuerda que su historia espiritual no solo se encuentra en los templos, sino también en su capacidad para inspirar unión y diálogo entre las personas de todas las creencias. Un viaje por su alma espiritual es un homenaje al pasado y una promesa de esperanza para el futuro.