El Santuario de Nuestra Señora de la Leche de St Augustine (Florida) ocupa un lugar único en la historia de Estados Unidos. Su historia está estrechamente ligada a la era del descubrimiento y la evangelización, una época en la que fe y supervivencia eran casi sinónimos, a medida que el imperio español se expandía por las Américas.
Los orígenes del santuario se remontan a principios del siglo XVII, cuando los colonos españoles se establecieron en Florida. La propia ciudad de St Augustine, fundada en 1565, es el asentamiento europeo habitado de forma continua más antiguo de la parte continental de Estados Unidos. A medida que la Corona española trataba de extender sus territorios y difundir el cristianismo, los misioneros acompañaban a los exploradores, y se encargaban de enseñar sus tradiciones a los pueblos indígenas. Entre estos misioneros se encontraban los franciscanos, que establecieron numerosas misiones por toda la Florida.
La devoción a Nuestra Señora de la Leche surgió de la tradición española de honrar a la Virgen María como madre de Dios. Diversas leyendas y tradiciones hagiográficas (incluso desde el cristianismo primitivo, y especialmente en las tradiciones ortodoxas orientales) se asocian a la leche de María, como para subrayar el papel de la Virgen en la crianza tanto de Jesús como de los fieles que buscan su intercesión.
Aunque esta devoción fue inmensamente popular en la Edad Media, se proscribió en el siglo XVI en el Concilio de Trento, al considerarse indecorosa. Al otro lado del Atlántico, sin embargo, muchas devociones antiguas que habían caído en desgracia en Europa siguieron floreciendo, y siguen haciéndolo hoy en día.
En Florida, se cree que esta devoción surgió cuando los colonos españoles, enfrentados a las duras realidades de su nuevo entorno, rezaron a la Virgen María en busca de protección y guía. En agradecimiento, construyeron una pequeña capilla en su honor, reconociéndola como un faro de esperanza en medio de la incertidumbre.
A medida que avanzaba la colonización, el santuario se convirtió en un punto de encuentro tanto para la comunidad española como para los indígenas que abrazaron el cristianismo. La capilla ha sido desde sus inicios un lugar de reunión, donde las familias acudían a la Virgen María en busca de consuelo espiritual y temporal. A lo largo de los siglos, el santuario evolucionó en respuesta al cambiante paisaje cultural de Florida.
En 1898, la capilla original fue sustituida por una estructura más grande para dar cabida al creciente número de peregrinos y visitantes, tanto locales como de otras partes de Estados Unidos. El nuevo santuario, diseñado en estilo románico ibérico, presenta vidrieras y esculturas que representan escenas de la vida de la Virgen María, una especie de homenaje a los primeros colonos españoles que construyeron este santuario y a sus descendientes.
El Santuario de Nuestra Señora de la Leche sigue siendo uno de los principales lugares de peregrinación de Estados Unidos. Cada año, visitantes de todo el país acuden a honrar a la Virgen. En el santuario se celebran misas y actos especiales, sobre todo el día de la festividad de Nuestra Señora de la Leche, el 8 de septiembre.
El ambiente especialmente alegre que caracteriza estas celebraciones es un claro recordatorio de las tradiciones que han conformado el paisaje de Florida y del perdurable legado de los colonos españoles. Con su devoción a Nuestra Señora de la Leche, estos primeros colonos europeos sentaron las bases de una tradición espiritual que sigue prosperando hoy en día.