«No hay mal tiempo, sólo ropa inapropiada». Así reza un proverbio noruego que encierra toda la sabiduría de vivir en contacto con la naturaleza, en todas las estaciones. Con la llegada de los meses fríos, la idea de salir a caminar puede parecer menos atractiva, pero tras el frío intenso y las heladas se esconden extraordinarios beneficios para la mente y el cuerpo. Porque, como diría el escritor Henry David Thoreau: «El mejor momento para salir a caminar es cuando crees que no te apetece».
Pero, ¿es realmente saludable caminar cuando hace frío? ¿Cuáles son sus beneficios? Y, por otro lado, ¿cuáles son los riesgos? Veamos los pros y los contras de esta práctica cada vez más de moda, en nombre del bienestar y del reencuentro con uno mismo.
Los beneficios de caminar cuando hace frío
1. Ayuda a la circulación sanguínea
El frío estimula nuestro sistema circulatorio. Los vasos sanguíneos se contraen para retener el calor, pero cuando caminamos, el movimiento los dilata de nuevo, mejorando el flujo sanguíneo. Este proceso, según la web Harvard Health fortalece el corazón y los vasos periféricos, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
2. Aumenta el consumo de calorías
¿Sabías que caminar con frío quema más calorías? El cuerpo tiene que trabajar más para mantener la temperatura corporal. No es casualidad que las personas tiendan naturalmente a consumir más calorías en invierno que cuando hace calor. Perfecto para aquellos que quieren mantenerse en forma durante la temporada festiva.
3. Beneficios para el sistema inmunitario
La exposición moderada al frío puede reforzar nuestro sistema inmunitario. El efecto se denomina acondicionamiento al frío y, según investigaciones recientes, estimula la producción de glóbulos blancos, ayudándonos a combatir virus y bacterias. Se trata de un tema muy actual y debatido para quienes buscan una vida más sana. La revista Experience Life, en su artículo «Los beneficios para la salud del acondicionamiento al frío», explora la práctica de exponer el cuerpo a temperaturas frías y sus posibles beneficios para la salud. Entre ellos se incluyen:
- Duchas de agua fría:
Una forma asequible de empezar. Consiste en terminar la ducha con agua fría durante 30-60 segundos. Esta práctica estimula la circulación y aumenta la tolerancia al frío.
- Los Baños de Hielo(Ice Baths):
Sumergirse en agua con hielo durante periodos cortos (2-5 minutos). Esta técnica es útil para reducir la inflamación muscular y mejorar la recuperación física.
- Natación en aguas frías:
Nadar en lagos, ríos o mares a bajas temperaturas puede ser una práctica eficaz para estimular el sistema cardiovascular y el metabolismo.
- Entrenamiento al aire libre en climas fríos:
La actividad física realizada al aire libre en condiciones climáticas frías, como correr o hacer senderismo, puede fortalecer el sistema inmunitario y mejorar la resistencia al frío.
- Técnicas de respiración:
A menudo combinadas con la exposición al frío (como el método Wim Hof), estas técnicas ayudan a controlar el cuerpo durante el enfriamiento y a reducir el estrés.
Estas prácticas son graduales y adaptables a las necesidades y niveles de confort de cada uno, con el objetivo de mejorar la salud física y mental con el tiempo.
4. Una dosis de buen humor
El frío intenso no bloquea las endorfinas. Al contrario. Caminar al aire libre, respirar el aire fresco, estimula la liberación de hormonas del bienestar. La luz natural, aunque esté filtrada por las nubes, ayuda a combatir el Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Imagina, por ejemplo, caminar entre árboles cubiertos de nieve, escuchar el sonido de tus propios pasos y con cada respiración lanzar una nube de vapor al aire. ¡Así es la vida!
Los retos y los contras de caminar con frío
1. Riesgo de hipotermia
Caminar a bajas temperaturas te expone al riesgo de hipotermia, sobre todo si no vas bien abrigado. Cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede producirlo, la temperatura corporal desciende peligrosamente. La clave está en vestirse por capas y proteger extremidades como manos, pies y cabeza, incluidas las orejas.
2. Resbalones y caídas
El hielo y la nieve pueden convertir los senderos en traicioneros. Las caídas están a la vuelta de la esquina, sobre todo si se utiliza un calzado inadecuado. Los expertos recomiendan calzado con suela antideslizante o crampones de trekking para garantizar la estabilidad incluso en superficies heladas.
3. Deshidratación silenciosa
Cuando hace frío, la sed se siente menos. Pero el riesgo de deshidratación es real. Respirar aire frío y seco, combinado con la pérdida de líquidos a través del sudor (menos perceptible en los meses de invierno), puede provocar un desequilibrio hídrico. Lleva siempre contigo una botella de agua termal o una tisana caliente.
4. Asma y problemas respiratorios
El aire frío y seco puede irritar las vías respiratorias y provocar broncoespasmos en personas asmáticas o predispuestas. Cubrirse la nariz y la boca con una bufanda puede ayudar a calentar el aire inhalado.
Consejos prácticos para un paseo invernal perfecto
- Vístete por capas: una prenda interior técnica, una capa térmica intermedia y una chaqueta impermeable. Mejor tejidos sintéticos o lana merina que transpiren y retengan el calor.
- Protege tus extremidades: guantes, calcetines térmicos y gorro. Las manos, los pies y la cabeza disipan el calor rápidamente.
- Calienta antes de salir: un poco de ejercicio ligero antes de salir ayuda a los músculos a prepararse para el frío.
- Camina con luz natural: la luz en invierno puede ser escasa. Elija las horas centrales del día o utilice una linterna frontal si camina al anochecer.
- Hidrátate y haz descansos: una parada para tomar un té caliente puede hacer maravillas.
Tendencia de bienestar: caminar en invierno como terapia
El senderismo consciente en invierno es una de las últimas tendencias en bienestar. Esta práctica se combina con baños de bosque ( Shinrin-yoku) o meditación en movimiento. En Escandinavia y Japón, esta práctica se considera una terapia para el cuerpo y el alma.
Para muchos, enfrentarse al frío es una metáfora de la vida: salir de la zona de confort y encontrar energía donde menos se espera. Al fin y al cabo, como dijo el escritor Albert Camus: «En pleno invierno, descubrí que había en mí un verano invencible».
Tanto si buscas un subidón de endorfinas, un descanso del ajetreo diario o una forma de combatir el frío en compañía, caminar en invierno te ofrece todo esto. No dejes que unos grados menos te detengan. Cálzate las botas, respira y… ¡adelante!