En Zaragoza, los dulces tradicionales están dedicados a Nuestra Señora del Pilar – la devoción mariana aragonesa famosa en toda España y más allá –. Los famosos Adoquines del Pilar, dulces macizos que pueden pesar hasta medio kilo, se han convertido en un símbolo gastronómico y cultural de Aragón desde hace más de un siglo.
Un caramelo centenario
Los Adoquines del Pilar nacieron en 1928 en la localidad aragonesa de Calatayud, gracias al ingenio del pastelero Manuel Caro Gormaz. Inspirados en los adoquines que pavimentaban las calles cercanas a la Basílica, estos dulces se convirtieron rápidamente en un símbolo de la ciudad. Desde entonces, tres generaciones han transmitido la receta. Hoy, Manuel José Caro mantiene el negocio familiar, produciendo estos gigantescos caramelos en sus sabores tradicionales: fresa, limón, naranja y anís.
Ahora bien, los adoquines son un resumen perfecto de las tradiciones aragonesas. Para empezar, son dulces duros (muy duros) – otra razón por la que se les llama «adoquines». Comerlos puede ser todo un reto. De hecho, algunos los rompen en pedazos con un martillo. Además, el papel que se utiliza para envolverlos muestra la imagen de Nuestra Señora del Pilar sobre fondo blanco. El manto de la Virgen cambia de color según el sabor del dulce.
Aún más: los bordes del envoltorio imitan el cachirulo, un pañuelo a cuadros típico aragonés que se utiliza en las Fiestas del Pilar, como parte del traje tradicional de baturro. Además, en el interior del envoltorio se encuentran las letras de diferentes jotas o coplas– canciones y poemas típicos aragoneses –. Como cada envoltorio es prácticamente único, son un objeto muy apreciado por los coleccionistas.
Un regalo para el recuerdo
Uno no puede irse de Zaragoza sin comprar al menos un Adoquín. Son los más populares de Zaragoza –especialmente durante la fiesta del 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar –. La gente acude en bandadas a la (ya histórica) tienda El Maño.
En España, la tradición de elaborar dulces en honor de las vírgenes locales está muy extendida. En Madrid, la Corona de la Almudena se elabora con motivo de la festividad de la patrona de la ciudad. En Valencia, se elaboran Geperudetes en honor de la Virgen de los Desamparados. En Málaga, dos jóvenes confiteros han creado el Ancla del Carmen para Nuestra Señora del Carmen, mientras que en Granada se hornea la Torta de la Virgen de las Angustias. Estos dulces regionales, como los Adoquines del Pilar, celebran y honran las devociones marianas locales a través de delicias culinarias únicas.