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Ultreya 1958: Haciendo el Camino antes de las flechas amarillas

Fotografía histórica de la peregrinación de 1958 Cortesía Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle

En el verano de 1958, diez jóvenes peregrinos franceses emprendieron una travesía fuera de lo común. Con una yegua, una carreta de madera y un espíritu forjado a partes iguales de fe y aventura, partieron desde Parthenay – una antigua ciudad del oeste de Francia – el día de la festividad de Santiago. Su destino: Santiago de Compostela, cruzando los Pirineos y atravesando una España aún marcada por la dictadura y la tradición.

Mucho antes de que el Camino se convirtiera en la ruta señalizada y transitada que conocemos hoy, estos estudiantes – algunos apenas salidos de la adolescencia – se lanzaron a recorrer un trayecto tan olvidado como exigente. Dormían a la intemperie, cocinaban sus propios alimentos y se orientaban con mapas dibujados a mano. No los recibían albergues de peregrinos, sino el camino abierto, la curiosidad de los lugareños y, en ocasiones, la mirada vigilante de la Guardia Civil.

Su historia, casi borrada por el tiempo, ha salido nuevamente a la luz gracias a la Société Française des Amis de Saint-Jacques-de-Compostelle, que decidió conmemorar el 25º aniversario de la inclusión del Camino en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO republicando el relato de estos peregrinos. Hoy octogenarios, dos de aquellos caminantes originales regresaron a París en 2023 para compartir sus vívidos recuerdos: de las dificultades, la camaradería y el milagro silencioso de llegar a Compostela.

Esta entrevista a Dominique Butticaz, miembro de la Sociedad, ofrece una mirada excepcional a aquella travesía fundacional, revelando cómo un pequeño grupo de jóvenes idealistas ayudó a revivir una tradición medieval e inspiró la creación de la credencial del peregrino que todavía se utiliza en la actualidad. Es un homenaje no solo a un Camino casi olvidado, sino al espíritu perdurable de la peregrinación.

  • ¿Cómo conoció la historia de esta peregrinación de 1958 desde Parthenay hasta Santiago de Compostela?
the official book of 1958 pilgrimage
El libro oficial de la peregrinación de 1958 – Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle

Como miembro de la Société Française des Amis de Saint-Jacques-de-Compostelle, supe por primera vez de este libro cuando preparábamos nuestra Asamblea General en 2023 y decidimos celebrar el 25º aniversario de la inscripción del Camino de Santiago en Francia como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Para conmemorar esta fecha tan señalada, decidimos organizar nuestra reunión en la sede de la UNESCO y reeditar una versión actualizada del relato publicado por primera vez en 2010 por un grupo de amigos que, en 1958, habían sido pioneros de la peregrinación a Santiago de Compostela desde una ciudad del oeste de Francia (Parthenay, cerca de Poitiers).

Algunos miembros de nuestra junta mantenían el contacto con tres de ellos, quienes se mostraron encantados de ser invitados a nuestro encuentro para hablar de su aventura y firmar ejemplares de esta nueva edición.

Dos de ellos estuvieron efectivamente presentes y nos contaron su fascinante historia. Ya con más de ochenta años, eran excelentes narradores y sus recuerdos seguían siendo vívidos e inspiradores.

Su historia me conmovió especialmente por mis propios recuerdos de España durante mi primer Camino Francés en 1977.

  • Al editar el libro que recopila esta travesía, usted tuvo acceso a relatos personales, cartas, fotografías… ¿Qué tipo de personas eran estos jóvenes peregrinos? ¿Qué los impulsó a emprender semejante viaje?

Los diez peregrinos de 1958 eran jóvenes estudiantes que se conocieron en el centro de actividades de una parroquia católica del norte de París. Se reunían con regularidad para actividades de ocio, obras de caridad y también para planear proyectos conjuntos durante las vacaciones. Uno de ellos había leído sobre el Camino a Santiago en un diario de viaje estudiantil publicado en 1956, y se sintieron motivados “tanto por la aventura como por la piedad”.

The official book of 1958 pilgrimage - Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle
Imágenes históricas – Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle

Animados por un espíritu de solidaridad, decidieron emprender el camino con una yegua y una carreta, de modo que algunos amigos con discapacidad pudieran acompañarlos. Sin embargo, el carro inicial resultó demasiado pesado para la pobre yegua y tuvo que ser sustituido por uno más ligero tras solo unos días de marcha.

Partieron el 25 de julio, día de Santiago Apóstol, desde Parthenay, una elección cargada de simbolismo por su asociación con Aimery Picaud, el supuesto autor del Codex Calixtinus en el siglo XII. ¡Dos referencias simbólicas muy significativas!

  • Entre los testimonios, ¿qué dificultades destacaban más? ¿Cómo describieron la hospitalidad – o la falta de ella – en un Camino que aún era prácticamente desconocido?

Un periodista de la época los describió como “peregrinos de tiempos heroicos”, y ciertamente no contaban con nada que los guiara ni los acogiera durante su viaje. Durante meses antes de su partida, pasaron horas en bibliotecas públicas elaborando mapas aproximados para las distintas etapas del recorrido.

También tuvieron que obtener permisos especiales, entre ellos una carta de la Embajada de España en París, para asegurarse de que podrían cruzar la frontera y viajar por el país con un caballo.

Evidentemente, no existía alojamiento para peregrinos en aquella época. Tenían que acampar, montar sus tiendas o dormir bajo la Vía Láctea. También debían comprar y preparar su propia comida.

  • ¿Podría compartir una anécdota particularmente emotiva, divertida o impactante del libro que se le haya quedado grabada?

En aquella época, en España, la presencia del ejército y la Guardia Civil era constante. Revisaban los permisos del grupo para caminar por el país, pero también los protegían y a veces los escoltaban al entrar en los pueblos, incluso llegaban a hacerles de simpáticos guías.

El grupo había sido educado en el respeto por una estricta separación entre chicos y chicas, algo habitual en ese tiempo. Aun así, de aquella experiencia común surgió una pareja: ambos se llamaban Claude, se comprometieron poco después del Camino y seguían casados en 2023, cuando celebramos nuestro encuentro en la sede de la UNESCO.

Sin embargo, la presencia mixta en un grupo de jóvenes no era socialmente aceptada en aquella época, lo que en ocasiones suponía un problema. A veces se veían obligados a buscar lugares apartados para montar el campamento sin escandalizar a nadie.

Me identifico personalmente con esto, ya que algo parecido nos sucedió a los peregrinos de mi grupo, casi veinte años después: muchas veces se nos negaba incluso un simple refugio en un granero o en el patio de una iglesia por esa misma razón.

Sea como fuere, las jóvenes que formaron parte de la travesía de 1958 fueron probablemente las primeras, o entre las muy pocas mujeres, que caminaron por el Camino Francés hacia Santiago.

The official book of 1958 pilgrimage - Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle
Imágenes históricas – Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle
  • Esta peregrinación también tuvo una consecuencia institucional importante: la creación de la credencial del peregrino. ¿Cómo se estableció esa conexión entre la experiencia vivida y la respuesta de la Sociedad Francesa?

A raíz de la experiencia de estos primeros peregrinos, que necesitaban tantos documentos y autorizaciones para demostrar que eran peregrinos y no vagabundos, la Société Française des Amis de Saint-Jacques-de-Compostelle decidió en 1958 introducir un “pasaporte para peregrinos”. Tras conversaciones con el Cabildo de la Catedral de Santiago, se formalizó y recibió el nombre de Credencial.

Con ello, se recuperaba la antigua costumbre medieval de las cartas de credencial y, además, sirvió de inspiración para que muchas asociaciones y países adoptaran esta práctica en los años siguientes, a medida que el número de peregrinos empezaba a crecer —primero lentamente, y luego de forma exponencial, como sabemos hoy.

Hoy en día, este tipo de pasaporte del peregrino es ampliamente utilizado y resulta muy útil para acceder a alojamientos y otros servicios específicamente pensados para los caminantes.

The official book of 1958 pilgrimage - Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle
Imágenes históricas – Société Française des Amis de Saint-Jacques de Compostelle
  • ¿Qué ha significado para usted esta historia? En un mundo donde el Camino se ha masificado y está bien señalizado, ¿qué nos dice hoy esta travesía temprana?

En aquella época, a los peregrinos se les decía “Feliz viaje” o “Rezad por nosotros en Compostela” en lugar del actual “¡Buen Camino!”. De algún modo, se daba por sentado que su motivación era al menos espiritual, y en su mayoría religiosa.

Cuando emprendí mi primer Camino, desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Santiago en 1977, fue para mí una especie de peregrinación de agradecimiento. Las condiciones eran muy similares a las que describen los peregrinos de 1958: sin alojamientos organizados, sin señales, absolutamente sin otros peregrinos en el camino y con una Plaza del Obradoiro prácticamente vacía, todavía accesible para automóviles.

No necesitábamos un lugar para el caballo, claro, pero sí nos ofrecieron una comida en el Hostal de los Reyes Católicos a nuestra llegada: una recompensa muy bienvenida tras un recorrido exigente.

Sin duda, tiempos ya lejanos. Pero el sepulcro del apóstol Santiago sigue allí, el Botafumeiro aún se balancea, y la credencial nos acompañaba también en aquel Camino de 1977, gracias a los voluntarios de la Sociedad Francesa, que ya entonces eran la primera asociación jacobea dedicada a acoger, guiar e informar a los peregrinos sobre la historia y los aspectos prácticos del Camino.

“¡Ultreïa et Suseïa!”, en la Edad Media, en 1958 y por siempre.

 

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