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Mirto: El sabor de Cerdeña en el Camino de Santiago

Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo, después de Sicilia y antes de Chipre. Mencionada en los diálogos platónicos y en innumerables relatos mitológicos, Cerdeña ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo histórico de las rutas marítimas – incluyendo el Camino de Santiago.

El Camminu Santu Jacu (Camino de Santiago) atraviesa la isla de sur a norte, es decir, de Jerusalén a Barcelona y luego a Compostela. Un Breviario armenio compilado para el Patriarca de Jerusalén en 1054 incluye claramente la isla en el itinerario del Apóstol: “Salió el glorioso Apóstol Santiago del puerto de Iaffa y vino a la isla de Cerdeña; y de allí a España”.

Esta ruta lleva a los peregrinos a través de numerosos hitos históricos, culturales y naturales de Cerdeña, proporcionando una perspectiva bastante esclarecedora de la importancia de la isla en el contexto más amplio del Mediterráneo, y de este legendario camino de peregrinación en particular.

De hecho, la situación estratégica de Cerdeña la convirtió en un centro neurálgico de rutas comerciales y de peregrinación desde la Antigüedad. Los puertos de la isla han sido vitales para el comercio marítimo, conectando diversas culturas (de los fenicios a los aragoneses) y fomentando el intercambio de mercancías. De esta constante actividad comercial nació el patrimonio espiritual de Cerdeña.

Así, la isla ha atraído tanto a comerciantes como a peregrinos, convirtiéndose en un nudo de comunicaciones para quienes se dirigen hacia destinos sagrados continentales como Santiago de Compostela.

Cuando los peregrinos recorren el Camminu Santu Jacu, también se encuentran con los tesoros culinarios de Cerdeña. Entre ellos destaca el Mirto Sardo, símbolo de la tradición y la hospitalidad sardas. El Mirto es un licor elaborado con las bayas de la planta del mirto, muy abundante en la isla. Su sabor agridulce ofrece a los cansados peregrinos una muestra de la tranquilidad de la isla.

Antes de que los peregrinos emprendan la última etapa de su viaje a tierra firme, a través de la bulliciosa ciudad de Barcelona, se les anima a saborear al menos un vaso de mirto. La bebida es una de las muchas aportaciones sardas a las rutas mediterráneas: es, en efecto, una reconfortante pausa antes de proseguir la odisea espiritual.

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Entrada también disponible en: English

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