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La bella imagen del inca que no sabía tallar

En las tierras altas de Bolivia, Copacabana, hay una figura que ha cautivado a generaciones enteras de fieles y peregrinos.

La Virgen de la Candelaria de Copacabana, una creación única, no solo es una imagen venerada por miles. Es también un testimonio de la tenacidad de un hombre cuya vida estuvo marcada por la devoción y la perseverancia: Francisco Tito Yupanqui.

Yupanqui, descendiente de un emperador inca y criado en la tradición católica por los frailes dominicos, dejó una huella imborrable en la historia religiosa, artística, y cultural de Bolivia. Nacido en Copacabana en 1549, le impresionaron desde joven las enseñanzas de los misioneros españoles y el rico legado artístico de la Europa renacentista.

Basilica de la Virgen de la Candelaria

La leyenda cuenta que Tito Yupanqui tuvo un encuentro místico con una misteriosa mujer que llevaba en brazos a un niño mientras dormía. Este encuentro marcó el inicio de una extraordinaria empresa: la talla de una imagen de la Virgen de la Candelaria, inspirada en la devoción mariana de Tenerife, España.

Sólo existía un obstáculo: Yupanqui no tenía formación artística de ningún tipo. A pesar de ello, se dedicó a tallar una figura de la Virgen, buscando alcanzar la perfección artística que aquella visión y su formación intelectual le habían inspirado.

Burlas y perseverancia

Virgen de Copacabana
El indio Yupanqui con la imagen de la Virgen a cuestas

La talla de la Virgen de la Candelaria no fue fácil para Yupanqui. Sus primeros intentos fueron objeto de burla y desprecio. El párroco llegó a esconder la imagen en la sacristía para que nadie la viera. En su autobiografía, Yupanqui cuenta que hasta el obispo local le dijo que quitara de su vista “a esa mona con su mico”.

Para un descendiente del emperador inca debió ser un duro trago, pero su empeño fue más fuerte. Pidió ayuda a varios talleres de la época, yendo de ciudad en ciudad. Con cada intento, Yupanqui se esforzaba por mejorar su obra.

Finalmente, después de numerosos intentos y la ayuda de un mentor, Yupanqui logró completar la imagen de la Virgen de la Candelaria. Con la autorización de las autoridades eclesiásticas, la imagen fue solemnemente entronizada en la iglesia de Copacabana en 1583, donde comenzó a atraer a fieles de todas partes.

Más que devoción

La festividad de la Virgen de la Candelaria, que se celebra el 2 de febrero, es una de las más importantes del calendario religioso boliviano. Durante estos días, Copacabana se llena de color, música y fervor, con procesiones, misas y actividades culturales en honor a la Virgen. Los fieles llevan ofrendas de velas, flores y otros objetos simbólicos como muestra de su devoción y gratitud.

Ruta de los conventos coloniales
Embarcación típica en el Lago Titicaca

La Virgen de la Candelaria no solo es un símbolo religioso, sino también un importante icono cultural y turístico de Bolivia. El santuario de Copacabana atrae a miles de visitantes cada año, tanto por su belleza arquitectónica como por su significado espiritual. La devoción a esta Virgen ha trascendido fronteras, llegando a ser reconocida y venerada en todo el mundo.

La Virgen de la Candelaria de Copacabana es así un testimonio vivo de la profunda fe y devoción del pueblo boliviano. Su imagen, tallada con esmero por manos incas hace siglos, sigue siendo un faro de esperanza y consuelo para todos aquellos que buscan su protección y guía en momentos de necesidad.

Ruta de los conventos coloniales franciscanos

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