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La ergonomía de los caminos: Un sistema inteligente para un viaje inolvidable

¿Qué hace a un camino "ergonómico"? maxbelchenko - Shutterstock
¿Qué hace a un camino "ergonómico"? maxbelchenko - Shutterstock

Entrevista a Renato Di Gregorio, pionero de la ergonomía aplicada al turismo lento

Hay quien camina para encontrarse a sí mismo, otros por aventura. Y también hay quienes caminan por trabajo: para mejorar la experiencia de quienes caminan. Renato Di Gregorio lo hace desde hace más de treinta años. Ergónomo certificado, experto en organización y profesor universitario, Di Gregorio ha sacado la ergonomía de las fábricas y la ha llevado al territorio. Hoy coordina la Feria Internacional de la Ergonomía de los Caminos y lidera la evolución del Slow Tourism en Italia.

Lo entrevistamos para comprender qué significa aplicar la ergonomía a los caminos y cómo cambia eso la experiencia de quienes los recorren.

¿Qué es la ergonomía de un camino?

La ergonomía nació en los años cuarenta para mejorar el trabajo en las industrias. Pero desde entonces ha recorrido un largo camino. Hoy en día, explica Di Gregorio, “la ergonomía adopta un enfoque interdisciplinar para mejorar la habitabilidad de los sistemas y la usabilidad de todo aquello que las personas utilizan, incluso en los viajes.”

Un camino es un sistema complejo: senderos, acogida, señalización, servicios. Si todo está diseñado teniendo en cuenta a quien camina, esa experiencia se vuelve verdaderamente accesible, agradable y segura.

¿El objetivo? Hacer los territorios más acogedores y los caminos más inclusivos.

De los caminos espirituales a la ergonomía territorial

En los años noventa, mientras en Italia tomaba forma la Vía Francígena, Di Gregorio intuyó que los caminos podían convertirse en motores de desarrollo local. Comenzó con la formación: jóvenes “facilitadores de caminos”, másteres universitarios, proyectos regionales. Siempre con el mismo método: Formación-Intervención®, un modelo que combina enseñanza con transformación concreta.

De ahí nació un movimiento: congresos, investigaciones, colaboraciones con universidades y administraciones. Y en 2024, la primera Feria Internacional sobre la Ergonomía de los Caminos, en Cassino.

Un sistema al servicio del caminante

Pero ¿qué significa, en la práctica, que un camino sea “ergonómico”?

“Significa que es accesible, acogedor, bien señalizado, seguro. Significa que detrás hay un trabajo de diseño del sistema”, explica Di Gregorio. “El caminante lo nota enseguida: si encuentra áreas de descanso cómodas, señalética clara, alojamientos hospitalarios, transporte público integrado… es porque todo ha sido pensado para él.”

La ergonomía también abarca la elección del equipamiento, la preparación física, los recorridos adaptados según la edad y las capacidades. Y, sobre todo, la capacidad de atender las necesidades reales de quienes se ponen en camino, que no siempre son jóvenes deportistas, sino muchas veces mujeres mayores de 50 o personas con alguna fragilidad.

Tres niveles de ergonomía en los caminos

El trabajo del ergónomo se desarrolla en tres niveles:

  • Físico: mejorar la calidad de los senderos, los equipamientos y las infraestructuras de acogida.
  • Cognitivo: ayudar al caminante a orientarse, conocer el territorio y sentirse seguro.
  • Organizativo: conectar a los municipios, coordinar los servicios, monitorizar el recorrido.

Aquí entra en juego la Ergonomía del Territorio, una nueva especialización regulada en Italia por la norma UNI 11930 de 2024.

Una “caja de herramientas” para quienes diseñan caminos

Di Gregorio no se dirige únicamente a los caminantes. Su trabajo también apunta a transformar a quienes construyen y gestionan los caminos:

  • Administradores locales: deben colaborar para lograr caminos coherentes, accesibles y atractivos. Un camino bien diseñado genera turismo, valoriza el patrimonio local y ayuda a frenar la despoblación.
  • Empresas de acogida: deben estar dispuestas a invertir en alojamientos flexibles, seguros e inclusivos. Se necesitan espacios para secar calzado y ropa, guardar bicicletas y animales, y acoger con calidez. No basta con una cama sencilla: se requiere empatía, relato, sentido del lugar.
  • Fabricantes de equipamiento: ya están atentos al mercado, pero la ergonomía puede orientarlos a crear productos más inclusivos: para mujeres, personas mayores o con discapacidad. Se necesita innovación, investigación en materiales y atención al detalle.

El valor de la inclusividad

Hoy, los caminantes no son solo excursionistas expertos. Las cifras lo confirman: la mayoría son mujeres, muchas mayores de 50 años, y crece el número de personas con necesidades especiales.

Por eso Di Gregorio insiste en la personalización de la oferta. “Cada producto y servicio para caminantes debe tener en cuenta la diversidad de la demanda”, afirma. No basta con fabricar botas de trekking: hay que diseñarlas pensando en quién las usará.

Certificar la experiencia

El objetivo es ambicioso: crear un sistema de certificación ergonómica para caminos y productos. Una garantía de calidad para quien emprende el viaje, una guía para quienes los diseñan.

“Solo un enfoque sistémico puede hacer que los caminos sean realmente inclusivos y sostenibles”, afirma Di Gregorio. Hace falta una comunidad preparada, con storytellers del territorio, personal formado y una red de servicios coherente.

Hospitalidad como cultura

La palabra clave es hospitalidad. No solo estructuras, también personas. Porque lo que hace inolvidable un camino, muchas veces, es el encuentro.

“Quien acoge debe saber narrar, comprender, compartir. Debe ayudar al caminante a entrar en el alma del territorio”, dice Di Gregorio. La ergonomía no olvida el alma.

El futuro de los caminos

El desafío ahora es escalar la experiencia, formar nuevos expertos y construir una masa crítica de ergónomos del territorio. “La norma UNI sirve precisamente para eso: para certificar competencias y hacer posible una transformación generalizada.”

Concluye con una visión clara: “Los caminos son una riqueza para todos. Si los diseñamos bien, pueden cambiar la vida de quienes los recorren… y también de quienes viven junto a ellos.”

 

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