El undécimo artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda persona acusada de un delito tiene derecho a ser considerada inocente hasta que se demuestre su culpabilidad. Esto garantiza que nadie sea castigado sin un juicio justo y transparente, donde se respeten todas las garantías legales. Además, este artículo asegura que durante el proceso, el acusado cuente con todos los medios necesarios para defenderse, evitando así abusos y errores judiciales. Este principio es fundamental para mantener la justicia y la equidad en cualquier sistema legal, protegiendo a las personas de la arbitrariedad y la injusticia.
Este artículo también prohíbe que se impongan penas por acciones u omisiones que, en el momento de ser cometidas, no constituían un delito según el derecho nacional o internacional. De esta manera, se evita la aplicación retroactiva de la ley penal, lo cual es crucial para la seguridad jurídica y la protección de los derechos humanos. En conjunto, el undécimo artículo refuerza la idea de un sistema judicial justo y equitativo, donde la presunción de inocencia y la no retroactividad de las leyes penales son pilares fundamentales para la protección de los derechos individuales.
La placa con el artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos está colocada en un monolito en una plaza frente a la Iglesia de Santa María de Berducedo.
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Iglesia Parroquial de Santa María Berducedo, 16A, 33887 Berducedo, Asturias, España
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Siempre abierto - Qué ver
Placa con el artículo 11